¿Realmente dejamos a nuestros menores que nos muestren sus «ciberandaduras«?, o por el contrario estamos tan ocupados que no podemos perder el tiempo aprendiendo lo que hacen en «el Internet«, eso que no conocemos ni sabemos muy bien para que sirve, pero que sin embargo, aún siendo una maravillosa fuente de bondades, puede serlo también de peligros, sobre todo para ellos, los mas desprotegidos, lo más pequeños.
A veces, como adultos que somos, nos creemos que tenemos todo el conocimiento respecto a nuestros más pequeños, podría resultar lógico, la experiencia… ¡pero no! ahora estoy convencido de que no es cierta esa afirmación, y precisamente por esa experiencia.
A nadie le pillará por sorpresa ver a un «bajito» enganchado a cualquier infernal aparato y pasando horas y horas moviendo los dedos como apéndices que han evolucionado hasta terminar con un smartphone, tablet o vieoconsula en el extremo. ¡Es normal! ellos son
nativos digitales y nosotros no somos más que unos inmigrantes de las nuevas tecnologías, que además ni entendemos ni queremos hacerlo, entre otras cosas porque no vamos a entender lo que hacen ni como lo hacen.
Pero lo que si tenemos muy claro es que no les puede pasar absolutamente nada, total, vivimos en un sexto piso y están solos en su habitacion, ¿quien podría acercarse a ellos y hacerles daño? ¡NADIE! eso es imposible, nosotros estamos al lado y siempre vigilantes.
¿Siempre vigilantes?
La pregunta es… ¿realmente habéis intentado conocer el «cibermundo» en el que se mueven vuestros hijos?, o por el contrario cuando vuestros menores han ido a presentaroslo, a introduciros en su mundo, ¿habéis estado demasiado ocupados para atenderles?
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«Infiltrarnos» en su mundo es más sencillo de lo que parece, recientemente pude experimentarlo, y todo empezó con un…
– Tio ¿quieres ver la casa que estoy construyendo?, es que tengo instalado el «maincraf» * y tengo hasta una granja con perros rabiosos…
* Luego descubrí que se escribía Minecraft y que era un juego
Sin darme cuenta, y con un simple «Si claro«, estaba dentro de su mundo, aprendiendo sobre algo que, aún acostumbrado a las
nuevas tecnologías, me sonaba a «chino mandarín» pero que, siguiendo las explicaciones de mi «guía» empezaba a comprender.
No solo aprendía sobre el juego, también sobre las fuentes de información que utilizaba para aprender trucos o atajos para el juego, conocí la existencia de «VEGETTA777«, el autor de los videos que tanto tiempo se pasaba mirando el «peque» para aprender sobre el juego.
Gracias a este «Sí claro» tuve la oportunidad de ver todo lo que hacia con su tablet, no fue necesario «espiar», era el quién me lo enseñaba…
– Mira tio, y con esta «APP» hablo con mis amigos del equipo o del cole… y este es «tutanito», y este es…
– Oye, ¿y si te llama alguien que no conoces?
– No me pasa, porque solo tengo a mis 4 amigos.
– Pero ¿y si te pasa? ¿que haces?
– No hago caso y se lo digo a mis padres.
– ¡Ah vale!
El notaba que me estaba enseñando, que era muy superior en su campo y por ello se sentía «mayor» enseñando a un mayor, y disfrutaba, y disfrutamos. A veces yo le hacia preguntas sobre el juego, o sobre los videos que veíamos, o incluso alguna recriminación al tener que «deshacerse» de alguna «cibermascota» con medios poco «éticos«, pero eso formaba parte del «toma y daca» que ambos nos traíamos.
Pero era el momento de aportarle algo, aunque de forma sutíl para evitar que se sintiera «supervisado«, gracias al bloqueo de la tablet, y a la lógica, adiviné el código numérico de desbloqueo. Cuatro dígitos … año .. nacimiento… ¡estaba claro!
– Tío ¿como lo has adivinado a la primera?
– Es que yo sé «trucos», y otros también pueden saberlos y adivinar tu contraseña.
– ¿Me enseñas «trucos»?
– Sí claro (una vez más)
¿Algún momento mejor para enseñarle como construir una contraseña segura y explicarle que no debe compartirla con nadie salvo con sus padres?
– Una contraseña debe de ser…
– Fácil de recordar, difícil de adivinar, y no debemos decírselo a nadie.
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Pasamos un buen rato aprendiendo ambos, incluso me atrevo a decir que fuí yo el que más aprendió, ellos van mucho más deprisa que nosotros…
– ¿Tio me das una camiseta de las alitas con el candado?
– ¡Sí claro! (otra vez)
– Tío ¿me «jaqueas» el Minecraft?
– ¡Anda vamonos de paseo! 😉
* Por cierto, ¡ALAVIMO, TENDRÁS TU CAMISETA! 😉
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MORALEJA
A veces tenemos que bajar de nuestra nube para ver las cosas que pasan por abajo, y la mejor forma de saber lo que hacen nuestros menores en Internet es dejar que ellos mismos nos lo cuenten y nos enseñen su «cibermundo«.
¡Fuera milongas de «Nativos Digitales» e «Inmigrantes Digitales»!, si nos empeñamos en ser «Analfabetos Digitales» solo conseguiremos que nuestros menores sean «HUÉRFANOS DIGITALES«
Y por supuesto SIEMPRE DEBEREMOS INCULCARLES QUE EN INTERNET…
Nosotros somos nuestra mayor vulnerabilidad, pero también nuestro mejor antivirus.
Nos vemos en la red…